8) Familia transnacional y direcciones del cuidado

Una innovación teórica clave introducida por Baldassar y sus colegas en su libro Familias transnacionales, migraciones y circulación del cuidado (2014) se deriva de la observación de que las madres inmigrantes de países en desarrollo suelen realizar trabajos remunerados relacionados con el cuidado de ancianos/as y niños/as. Simultáneamente, estas madres se encargan del cuidado de sus propios ancianos y niños en el país de origen, que puede provenir de familiares y/o de trabajo remunerado. A menudo, las cuidadoras migrantes se encariñan con las personas a las que cuidan, mientras que son incapaces de desarrollar el mismo nivel de cuidado y prácticas afectivas para sus propios familiares en el país de origen.

La feminización de la migración subraya la necesidad fundamental de empleos relacionados con los cuidados en los países ricos y desarrollados. Mientras que antes las mujeres locales realizaban estas tareas sin remuneración, ahora es posible "comprarlas [es decir, a las trabajadoras] en el mercado global, lo que implica que la migración internacional femenina se ha convertido en la solución privada a un problema público" de cuidados. Esta transferencia de cuidados se produce tanto en los países de destino como en los de origen.

7) La presencia de las narrativas sobre el futuro

Dentro de la familia transnacional, imaginar y hablar de planes de reagrupación son formas de mostrar cuidado hacia la familia y algunos miembros concretos afirmando su presencia fenomenológica en las vidas de los padres en el extranjero. En este sentido, con nuestra revisión de la literatura hemos podido comprobar cómo las narrativas sobre la reunificación familiar desempeñan un papel para la cohesión, la pertenencia y la intimidad de la familia. Imaginar la reunificación familiar parece ser "una estrategia en las vidas de los padres migrantes nigerianos en Irlanda y sus hijos nigerianos para mantener la vida familiar" en ausencia de relación física.

Narrativamente, permite suavizar la aguda dicotomía entre aceptar una separación permanente y tener esperanza en la idea de que su familiar emigrado regresará. Esta dicotomía está especialmente presente en la vida de los emigrantes irregulares/irregularizados cuya movilidad es extremadamente reducida. En los casos de una separación prolongada en un contexto de migración indocumentada, la dicotomía entre asumir una separación permanente y mantener la esperanza en la idea de que su familiar emigrado regresará se vuelve común para los miembros de la familia en el país de origen, como padres y cuidadores.

Sin embargo, aunque la función de reunificación proporciona una poderosa narrativa para el mantenimiento de los lazos familiares y la afectividad a distancia, no debe asumirse como el resultado más deseable para todos los miembros de la familia. Vemos cómo la decisión sobre si regresar o emigrar para reunirse con los padres en el extranjero es el resultado de intensas, aunque no siempre verbalizadas, negociaciones dentro (y, a veces, más allá) del triángulo formado por los padres emigrados, los cuidadores y los hijos.

6) Comunicación y creación de un espacio relacional digital

Además de las remesas simbólicas y económicas, de las que hemos encontrado numerosas investigaciones escritas, otro acto común de cuidado es la práctica de comunicaciones frecuentes con sus hijos y familias en el país de origen. Los padres sienten que la comunicación con la familia de origen es una obligación parental que ayuda a paliar el dolor y la soledad de la distancia y la amenaza psicológica de perder el rol de padre o madre.

En cuanto a otras dinámicas afectivas en la familia transnacional, esta sensación de pérdida y renegociación del rol no son percibidas sólo por los padres, sino también por sus hijos, familiares y otras personas de las redes sociales de los padres.

Las comunicaciones a través de las TIC ayudan a llenar la distancia, creando un "sentimiento de unión" y "una esfera social virtual o imaginativa”. En un contexto transnacional, las comunicaciones familiares se convierten en una "norma de protección" contra "la ira y la traición" y la sospecha de "secretismo y deshonestidad". Por lo tanto, la calidad más que la frecuencia de la comunicación es crucial para evitar "una creciente sensación de distancia emocional" entre el progenitor o progenitores que se van y los cuidadores e hijos en el país de origen.

Las prácticas de comunicación y su capacidad para mitigar la distancia deben contextualizarse en el funcionamiento y el bienestar de la familia. Por ejemplo, "aunque el teléfono móvil puede contribuir a aumentar la cooperación entre los padres excluidos y las madres migrantes, la mayoría de las veces amplifica la complejidad de unas relaciones de poder conyugales ya de por sí complicadas”.